La computadora de navegación del Apolo estrenó muchas de las tecnologías que usamos hoy
La palabra «computadora» hoy suena cotidiana. Pero hace medio siglo, la propuesta parecía el resultado de un delirio febril. Las computadoras ocupaban habitaciones enteras. Consumían tanta electricidad como un barrio. ¿Cómo iban a instalar algo así en una cápsula en la que los tres astronautas casi no tenían espacio para moverse?
Sin embargo, una invención reciente, el circuito integrado, traería la solución. Había nacido de las mentes de Jack Killby (de Texas Instruments) y Robert Noyce (de Fairchild Semiconductor) entre 1959 y 1960, y hoy nos parece una obviedad: colocar varios transistores en la misma pieza de material semiconductor. Nacían así los chips y, con ellos, la miniaturización. Al principio fueron un puñado de transistores en cada circuito integrado. Hoy, un chip puede contener varios miles de millones. Pues bien, una de las primeras computadoras que usaron circuitos integrados fueron las del programa Apolo.
Y todavía un tercer sismo técnico-cultural se estaba gestando en la Universidad de California en Los Ángeles. En octubre, se conectarían los dos primeros nodos de Arpanet, la predecesora de Internet. En 1969, no hay duda, se alinearon los planetas.
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